Hace 25 años, el 15 de marzo de 1990, nos dejaba Orlando Pelayo, a los 69 años. Desde PintoresAsturianos.com queremos sumarnos a los actos de conmemoración con un pequeño homenaje en forma de exposición digital de algunas de sus obras de distintas técnicas y formatos. Todas ellas forman parte de colecciones particulares y algunas de las obras están en venta.

Orlando Pelayo fue nuestro artista con mayor éxito internacional del siglo XX y uno de los pintores más representativos de la Escuela Española de París.

Nace en Gijón en 1920, pero pasa su infancia en Badajoz y Albacete siguiendo los pasos de su padre, maestro. Estos paisajes son plasmados posteriormente en su obra. La Guerra Civil le sorprende con 16 años, se alista voluntario para defender la legalidad republicana y colabora con ilustraciones y carteles.

En 1939 se embarca junto a su padre a Orán, rumbo al exilio. Allí son internados en un campo de concentración de la Argelia francesa en manos de la administración nazi.

En Orán, dedica el tiempo en el campo de concentración a pintar y tras su liberación, comienza a frecuentar a intelectuales francoargelinos como Albert Camús, con quien mantendrá una gran amistad durante toda su vida.

En 1946, sus cuadros cuelgan al lado de los de Picasso y Matisse en el Museo de Orán, una muestra del reconocimiento del que ya disfrutaba en su fructífera etapa en Orán.

En 1947, tras la muerte de su padre como consecuencia de las secuelas producidas por el internamiento en el campo de concentración, se traslada a vivir a París, en donde se consagra como uno de los más geniales y reconocidos representantes de la Escuela de París.

Realizó exposiciones individuales en prestigiosas galerías de Orán, Argel, París, Suecia, Tokio, Munich y, por supuesto en nuestro país. Además de participar en colectivas en Helsinki, Londres, Nueva York, Berlín, Amsterdam, Mexico, Bruselas o Praga.

El gobierno francés lo tentó en varias ocasiones con la nacionalidad francesa, propuesta que siempre rechazó. Se sentía un exiliado español, como declararía en 1987 «toda obra de arte es una tentativa de retorno al paraíso perdido de la infancia, y por esa razón el artista que vive en el exilio está doblemente exiliado. Por eso mi obra es una permanente reflexión sobre España en la lejanía. Seré siempre un exiliado porque el exilio impone carácter».

En 1969 regresa por primera vez a Asturias, a donde volverá todos los años un par de meses desde su residencia parisina. Antes de esta primera visita ya se habían realizado algunas exposiciones de su obra en la sala Cristamol de Oviedo y en el Ateneo Jovellanos de Gijón.

La negativa a aceptar la nacionalidad francesa no impidió que en 1984 fuera nombrado Oficial de la Orden de las Artes y las Letras por el Estado Francés, la máxima distinción a artistas e intelectuales.

En 1985, el Instituto de Estudios Albacetenses le concedió la Medalla de Plata.

En su tierra no es hasta 1989 cuando recibe la medalla de Plata del Gobierno del Principado de Asturias: un reconocimiento secundario para quien lo era todo en París, donde tras su fallecimiento se realizó una gran exposición antológica en el ayuntamiento parisino, que contó con la presencia del entonces alcalde y futuro Presidente de la República Jaques Chirac.

En 1987 hizo una gran donación al Museo de Bellas Artes de Asturias: 27 óleos, 6 esculturas y varios grabados. En 1990 -poco antes de morir- amplió esta donación con 22 acuarelas.

Su obra está presente en grandes museos internacionales de 14 países como el Museo de Arte Moderno de la Villa de París, el Georges Pompidou, las Colecciones Públicas del Estado Francés, la Biblioteca Nacional de París, los de Bellas Artes de Amiens, de Grenoble, de Saint-Étienne, de Toulouse, de Lille, de Brest, de Dunkerque, de Vénissieux, de Poitiers, de Cagnes-sur-Mer. En los de Argel y de Orán, en el de Yakarta (Indonesia), en el Ein Harod (Israel), en el de Neuchâtel (Suiza), en el Museo del Estado de Luxemburgo, en el de Malmöe (Suecia), en el de Kyoto (Japón), en el Cuauhtemoc de México, en el Museo Nacional de Dhaka (Bangladesh), en la Fundación Horteon R. Telford de California, en el Museo de Arte de Taiwan, en el Centro Nacional de Arte Reina Sofía, en el Museo de Arte Moderno de Bilbao, en los museos de  Bellas Artes de Asturias y Albacete, en el Museo Jovellanos de Gijón, el de Arte Moderno de Granollers o el de Arte Contemporaneo de Toledo entre otros, así como en cientos de colecciones privadas de todo el mundo.

Un artista brillante en lo artístico, y combativo y coherente en su trayectoria vital

Pablo García Pando