Colección de artistas del siglo XXI

 

 

Aunque mis principales intereses en el coleccionismo de arte tienen que ver con artistas asturianos del siglo XX, hace unos años tomé la decisión de crear una nueva colección de obras de artistas asturianos que formen parte de una generación contemporánea a la mía. Que aunque hayan comenzado a pintar en el siglo XX, la parte fundamental de su obra y su desarrollo artístico se produzca en el siglo XXI.

Esta colección es, por supuesto, para disfrute personal pero, lo más importante, deseo que sirva también de apoyo y promoción de jóvenes artistas. Por eso he decidido darla a conocer en pintoresasturianos.com, la web de referencia para coleccionistas de arte asturiano.

Los requisitos para formar parte de la colección son los siguientes:

  • Haber nacido o residir en Asturias
  • Se adquirirá un máximo anual de dos obras.
  • Se tendrá en cuenta la calidad y trayectoria del pintor o pintora.
  • Preferencia para artistas que no formen ya parte de la colección, aunque se podrán adquirir obras de artistas ya representados en función de su evolución artística.

Forman parte de esta colección firmas de jóvenes sobradamente conocidos y reconocidos en el mundo artístico asturiano. Otros que se están iniciando. Y con especial atención también al arte creado por jóvenes artistas asturianas.

 Pablo García Pando

Director de PintoresAsturianos.com

 

 

Los textos que acompañan a las obras han sido realizados para PintoresAsturianos.com por Susana Garcia Fanjul. Licenciada en Historia del Arte y experta tasadora de obras de arte y antigüedades.

 

Samuel Armas

Avilés 1992

«Barcos en el puerto» – Óleo sobre tabla – 50 x 40 cm

 Adquisición 2013

Si algo define esta obra de Samuel Armas es el constante estado cambiante y el movimiento incesante del propio espacio pictórico. La luz surge de la misma materia, los pigmentos fluyen con cierta agresividad en un dinamismo casi circular, donde la pastosidad de la pincelada adquiere cierta importancia en algunas zonas.

Luz y color captan un momento preciso pero efímero, fugaz, fotográfico y pleno de matices. La técnica es suelta y libre. El paisaje se define a través de la energía cromática, con trazos audaces, abocetados, con reflejos volubles, espontáneos y una pincelada atrevida convertida en mancha.

El gesto es expresivo y el autor pinta lo visible llegando a conseguir una síntesis de la forma sin caer absolutamente en la abstracción, ya que Armas nunca abandona los límites de la realidad sino que parece buscar la esencia, la síntesis de dicha realidad.

La fuerza expresiva de los colores puros -blanco, rojo, azul…- se expande por toda la superficie del lienzo tendiendo hacia un informalismo matérico, pero el protagonista cromático es el negro, el portador de la inquietud y el impulsor de ese movimiento envolvente.

Soulages define el negro como el color violento, de gran plasticidad, color que agita las emociones y sensaciones. Lo considera como el color que llega a regiones de nuestro interior que el resto de colores nunca alcanzará.

Es en esta masa oscura donde Armas se acerca más a los expresionistas abstractos, en el gesto impulsivo, inmediato, en el acto espontáneo, en la preocupación por esa aplicación cromática en plena tensión que busca la estructura, la esencia de esa realidad mudable, violenta, temperamental…

 

Guille Fernández

Oviedo 1983

«Últimas luces» – Óleo sobre lienzo – 50 x 50 cm

Adquisición 2014

 

El silencio parece impregnar esta obra donde Guille Fernández, a través de amplios bloques de color y una potente construcción lineal, nos sumerge en la atmósfera de este paisaje industrial.

Sin duda, el protagonista es el cromatismo, expresivo, contundente, de aspecto casi táctil , donde el espacio pictórico es inseparable del color y la textura, haciendo llegar al espectador una composición fresca y directa en la que los sintéticos elementos figurativos parecen llegar a la abstracción o, en todo caso, a una sugestión de la realidad por medio de la disolución de las formas.

El pintor encuentra el punto de partida en la contemplación del entorno: el paisaje evoca una plácida tranquilidad, el tiempo se detiene, la calma es absoluta, el efecto de la luz cambiante da calidez, incluso serenidad, pero también transmite una inquietante sensación de desasosiego y soledad ante la visión de ese muelle desnudo de cualquier elemento anecdótico o superfluo.

Los espacios, perfectamente definidos, nos muestran una pincelada suelta, enérgica y colmada de austera fuerza expresiva, por medio de la cual los colores se expanden en el lienzo logrando una obra sobria y matérica de gran potencia visual que, en definitiva, configura la fuerza y la belleza de «Últimas luces».

 

Begmont

Gijón 1975

«Y si no nos rendimos…» – Técnica mixta sobre lienzo – 50 x 70 cm

Adquisición 2014

 

El cómic, el mundo de la ilustración y el grafismo componen Y si no nos rendimos, obra de Begmont, en la que el texto adquiere la misma importancia en la concepción y visualización de este trabajo.

El color queda subyugado al poder del dibujo, los trazos son gruesos y firmes, la caligrafía perfectamente integrada en un fondo casi neutro, la perspectiva desaparece haciendo ganar en monumentalidad a las tres estáticas figuras del primer plano. Todo ello enmarcado en un contorno que sugiere la doble percepción del cuadro dentro del cuadro.

Las líneas sencillas, expresivas, fuertes encierran las tintas planas, dotadas de una factura fresca e inmediata.
La composición de Begmont es esencial, austera, huye de lo superfluo, generando una obra libre, imaginativa y comunicativa, que podría interpretarse desde un punto de vista aparentemente lúdico, pero que conduce más bien a la reflexión y a la crítica.

Partiendo de premisas cercanas al cómic, también nos hace recordar conceptos surrealistas, o incluso dadístas, por su toque irónico y ambiguo y por la capacidad que crea en el espectador de explorar nuevas posibilidades conceptuales. Con pocos elementos, la artista crea una atmósfera expresiva en la que los personajes establecen un fluido diálogo con nosotros, ofreciéndonos una interpretación independiente, haciéndonos elucubrar sobre las inquietudes, los sueños, las aspiraciones y el comportamiento humano.

En definitiva, nos encontramos con escenas abiertas a la imaginación que nos seducen, intrigan y nos hacen meditar a través del misterioso significado de esas cajas blancas.

Itziar Sánchez Chicharro

Avilés 1991

«Campos de Soria» – Óleo sobre lienzo – 30 x 30 cm

Adquisición 2015

 

El lejano horizonte, la luz sutilmente tratada y la aplicación del color configuran una obra muy matérica y rica en contrastes en la que Itziar Sánchez Chicharro crea una pintura aparentemente sencilla pero que nos hace pensar en una larga trayectoria pictórica que va desde Turner a Rothko…

Con ellos comparte la depuración de las líneas y las formas hasta llegar a lo esencial, a la esquematización de la naturaleza a través de franjas de color, y también a la armonía tonal o las grandes superficies cromáticas.

El cielo y la tierra, la línea y el color, hacen que el paisaje fluya hacia la abstracción. La pincelada es viva, ágil, cargada y vigorosa con una paleta de tonos vibrantes, ricos y empastados.

Con todos estos elementos se construye el lenguaje pictórico mostrando el poder emocional de la luz, de los amplios y desnudos espacios, de la calma y de la poesía de la naturaleza.

Es esa materia empastada la que envuelve y atrapa al espectador y lo invita a la contemplación, pues es el color el mejor medio para expresar emociones frente a la frialdad del dibujo.

El trazo es gestual, dinámico y con ritmo, haciendo que el cromatismo se independice de nuestra visión realista y el paisaje se convierta en una pura sugestión emocional.

Federico Granell

Cangas de Narcea 1974

«Almacenes de la Villa» – Óleo sobre lino – 40 x 80 cm

Adquisición 2015

 

Federico Granell

 

La calma se hace palpable en la obra de Federico Granell Almacenes en la Villa. La quietud del paisaje se adueña de nuestra mirada y el silencio nos sumerge en una imagen que parece tomada desde un automóvil en marcha. Sin embargo no es una representación efímera, los efectos de la luz, la atmósfera, dan la impresión de que todo se fuese a quedar parado, perenne durante mucho tiempo.

Los colores se gradúan y muestran la aparente serenidad del paisaje, aunque creando cierta sensación de desasosiego y soledad ante la visión de esos almacenes y de la naturaleza que se manifiesta desnuda de cualquier elemento anecdótico.

La pincelada es limpia, tenue, etérea, sin gestos impulsivos, ayudando a crear esa impresión de silencio y quietud imperturbable. Es una luz fría, plomiza, muy norteña, cinematográfica, encerrada en un determinante dibujo que constituye el verdadero esqueleto de la composición.

La mirada de Granell es realista, pero de contenido enigmático, con capacidad de transcender lo meramente cotidiano.

La carretera es concreta, reconocible y como elemento imprescindible nos lleva a un ambiente, a un estado de ánimo en un movimiento que parece suspenderse, un punto de mira que recuerda a Hopper en esa relacción naturaleza y hombre, en ese enfoque de fotograma y en el poder para hacernos reflexionar a través de la quietud y de la vida secreta de las cosas…

Como de Chirico plantea una realidad casi mágica y una sensibilidad poética que enlaza con la pintura metafísica, tanto en la síntesis de los detalles, como en la propuesta de una escena desierta o en la perspectiva de la composición.

Las ventanas, las puertas, nos revelan otros ámbitos y esos interiores que desconocemos nos causan una sensación onírica, inquietante, pero sobre todo Almacenes en la Villa nos devuelve el olor a salitre, el sonido de las mareas que se esconden tras el edificio, los recuerdos de un día de lluvia, la fusión de la ría, la montaña, la arena mojada…

Es una pintura delicada, sutil pero también pragmática. Nos habla de lugares dignos, sublimes, plenos de historia, vivencias… que nos hacen pensar en la belleza intrínseca de esos edificios en semiabandono, que irradian la poesía de su decadencia, la pátina que revela el inexorable paso del tiempo, las sensaciones que nos producen la descontextualización de un objeto, o en este caso de unos viejos almacenes y los sentimientos que nos afloran al ver un elemento iconográfico en nuestras vidas que nos devuelve en ocasiones a nuestra infancia.

Pero toda esta subjetividad no es óbice para preguntarnos sobre nuestro patrimonio, sobre su destino y de cómo poder explicar nuestra propia existencia cuando estos sublimes espacios hayan desaparecido.

PintoresAsturianos.com

Colección de artistas asturianos del siglo XXI